Hablar de depresión es algo tan fundamental, puesto que implica hablar también de salud mental. Nuestra mente juega un papel importante en el desarrollo de este trastorno que afecta al 29.9% de la población de forma ocasional y al 12.4% de forma frecuente de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Todos nuestros pensamientos y la percepción que tengamos de las experiencias vividas va creando patrones que nos ayudan al actuar ante las experiencias que nos requiere nuestro contexto. Interesados en la relación entre el cerebro y la depresión los psicológicos Gerald Haeffel y Jennifer Hames de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, realizaron una investigación con estudiantes universitarios.
En la revista Clinical Psychological Science describen que las personas con tendencia aresponder negativamente ante situaciones estresantes y que tienen la sensación de no ser capaces de cambiar resultado de su deficiencia, son más vulnerables a la depresión.
Este tipo de pensamientos tienen que ver en gran medida con la “vulnerabilidad cognitiva”, la cual se solidifica durante la adolescencia y es un potente factor de riesgo para la depresión.
Entonces ¿La depresión se puede contagiar?
La primer respuesta es no, ya que no se trata de algún virus como el de la gripe, ni nada similar. Sin embargo la estabilidad cognitiva juega un papel fundamental.
Durante el experimento de Gerald Haeffel y Jennifer Hames asignaron de forma aleatoria a 103 parejas de estudiantes de primer año que compartían piso. Un mes después se realizó la aplicación de un test que evaluaba los niveles de vulnerabilidad cognitiva y de síntomas de depresión.
Tres y seis meses más tarde contestaron la encuesta que cuestionaba sobre aspectos estresantes y que los llevaran a mostrar síntomas de depresión. Los resultados de dicha evaluación señalaban los estudiantes a los que se había asignado al azar un compañero de piso con altos niveles de vulnerabilidad cognitiva presentaron mayor probabilidad de “imitar” altos niveles de vulnerabilidad cognitiva.
Es decir que la convivencia cotidiana hacía que ellos fueran modificando la forma de estructurar sus pensamientos muy similar a la que tenían su compañero con vulnerabilidad cognitiva. Como consecuencia en la evaluación realizada a los seis meses encontraron casi el doble de síntomas depresivos que en la encuesta aplicada al tercer mes. Por lo que la segunda respuesta es sí, la depresión puede ser contagiosa.
Sin embargo este estudio también mostró que aquellos con un estilo cognitivo adaptativo, pueden ayudar a las personas con depresión y en general a fortalecer y potencializar nuestro desarrollo. De ahí la importancia de elegir un entorno social adecuado para nuestra salud mental.
Referencia
Haeffel, G. J., & Hames, J. L. (2014). Cognitive vulnerability to depression can be contagious. Clinical Psychological Science, 2(1), 75-85.http://dx.doi.org/10.1177/2167702613485075